Reflexiones en tiempos de PANDEMIA, Morir Trabajando

Entre AsujetadO, políticas burocráticas y potencialidades en la común unidad

 

Cuando yo era un niñO de unos nueve años, creo, mis primos -entre dos y tres años mayores que yo-, junto a sus amigos del colegio, solían molestar a una compañera suya y a su hermano, un año menor que yo, porque decían que tenían "cara de monstruo". Recuerdo a uno de mis primos lazándole escupos al cabello de la muchacha durante los recreos, con la complicidad de sus amigos y claro, la mía.

Un día, al salir de clases, mis primos nos llamaron a todos: a sus amigos y a mí, para iniciar una persecución en contra de esta niña y su hermano. Yo sabía que no podía negarme por dos razones: primero, porque yo debía regresar a la casa en compañía de ellos, o arriesgaba un reto importante por parte de mi mamá y papá, así como por parte de toda la familia. Y segundo, porque de no hacerlo, habría sido un gesto de cobardía, y un... niñito hombre cobarde en una familia, de la cual, dos primos llegarían a pasar por la marina más adelante… pues era complejo, niña.

Mientras corríamos por la calle gritándoles "monstruo culiáo" (se englobaba a hermana y hermano), sentía un profundo terror. Le pedía a dios que nuestras víctimas escaparan. Ideé hacerles zancadillas a mis primos, empujarles, en fin, sentipensé taaaanto, pero seguí con el plan para sobrevivir.

Llegamos hasta un pasaje de tantos en el Cerro Barón. Me perdí cuando se había iniciado el "círculo del escupo". En medio de mi necesidad por llorar, recordé a la Thalía en Marimar, María Mercedes, María la del Barrio, y me pregunté: ¿qué haría la Thalía? ¿Y si tú fueras ella? ¡¿Si tú fueras ella?!

Me fui con la Thalía, y caminé y caminé y caminé y caminé. Si yo fuera la Thalía...

Con el tiempo, cuando me atrevo a recordar este horror, veo a ese hombre que me niego a ser. El cual, siguiendo a Aristóteles, el padre del Hombre de la Modernidad, es varón, adulto y amo. Es decir, androcéntrico, porque viene del Andros ateniense. ¿Quiénes podían votar? Je. Así lo repitieron los peninsulares que invadieron estas tierras y así lo han repetido todos aquellos seres, dentro de los cuales estaban mis primos y sus amigos.

En ese sentido, ser una negación del hombre, en realidad no es serlo. Me refiero a que no se es, o al menos, yo no lo concibo de esa manera. He aprendido a percibirme a mí misma como en un estar siendo. Tendría que decir, sin embargo, dos cosas: una, que la identidad, para mí es una transhumancia, no es fija, hoy por ejemplo, soy señora antropóloga que toma té a las cinco y media de la tarde, porque le gusta conversar con un sol en los tiempos previos a su retirada. Y lo segundo, yo me negué a volver a replicar la crueldad del Hombre en cuanto Sujeto Histórico, y cuya imitación la entiendo como EL AsujetadO. Así, en mayúscula el artículo, y el prefijo “a” y el sufijo “o” como marcador de género, pues nadie que no llegue a ser parte de la elite podrá ser un hombre aunque sea su objetivo central (EL), la A se lo niega, le dice que no es sujeto, y a la O no llega nada más que una pobre imitación. Triste...

Debo mencionar, niña que esta construcción del AsujetadO, un pobre y triste ser que no es, es decir habita la zona del No Ser, no existe, en cuanto no sabe de dónde viene, en cuanto se ha desconectado de sus orígenes previos al proceso de la colonización, la cual se inicia a partir del 12 de octubre de 1492. Porque a mí, esa cosa de lo universal, no solo no me gusta, sino que es precisamente el epítome de lo colonial. El Sujeto, en cuanto Androcéntrico, es Universal. Se ponen al centro su narcisismo, su ego que se desborda, destruyendo a otrxs. El AsujetadO desea esto y se destruye a sí mismo, autofagocitándose en su propio narcisismo.

Una colonización que ciertamente, opera en el ámbito de nuestras vinculaciones socio-políticas -lo personal es político, dicen-. Pues, lo que se interrumpe con la Conquista-Colonización es la política y formas de construir espacios situados, -más que sistema mundo-que podríamos aproximar como lo comunitario; es decir: comunalidad que viene de la común unidad. Una unidad construida sobre la complementariedad: la integración de lo que ahora llamamos los polos masculinos y femeninos. Una complementariedad muy bien representada en lo que los conquistadores/colonizadores definieron arbitrariamente como andrógino o travestido, pero que bien se ha precisado, tenían nombres muy diferentes según el territorio y comunidad que habitaban. Así por ejemplo, existían machi weye en el pueblo mapuche. Seres que podían mantener ese equilibrio, y por cierto, la conexión entre este mundo terrenal y otras existencias.

A causa de la persecución y masacre colonial que implicó la evangelización, seres como estxs, fueron condenadxs a desaparecer. Aunque no del todo, y por eso, a mí muy me gusta entender esta operación política como un intento de borradura, más que una borradura histórica acabada; al menos, no sin precisar contextos. Pienso, niña: si se busca en los libros de historia en el colegio no están, pero sí en relatos orales, sí también en cuerpos ahora, por así decir, transculturizados y permeados por la cultura occidental, impuesta con violencia brutal. Quizá ya no seamos machi weye, pero sí maricones, sí travestis, sí huequitos, etc.

El punto, wawita, es que con esta operación política que terminó por prácticamente terminar el rol relevante de estxs seres para sus comunidades, permitió arrasar con lo que desde nuestros ojitos colonizados, sería una política comunitaria, pues lo que se destruye es este ser comunidad, en donde la unidad encarnada en los arbitrariamente llamados andróginos, así como putos, sodomitas, etc. Era fundamental, dado que era la unidad de lo que ahora comprendemos como femenino y masculino, un puentecito para evitar lo que somos en la actualidad: polos opuestos excluyentes, dicotomías que rigen nuestras existencias. Quizá, agrego, niña, ésta es una razón, pues también hay que plantear otras como la violación de las mujeres, la aniquilación de lo que nosotras, full colonizadas occidentales, interpretamos como “líderes” de la comunidad, y la destrucción de sus símbolos más importantes. Claro, en este último punto podría incluirse lo así llamado andrógino, pero creo que hay que ser muy específica y digo: lo andrógino, travestidx, puto, machi weye, corasca, etc. Era realmente importante.

Entonces, ¿con qué se cambia la política comunitaria o las formas comunitarias? Pues con una política burocrática. Mientras la primera era y continúa siendo directa, simple, tipo: “vecinx, tiene cebolla? -Sí, vecinx”, la cual se evidencia con esta serie de ollas comunes realizadas en los territorios, durante estos tiempos pandémicos, pero que ya a partir de la revuelta de octubre, se volvieron a implementar como un punto, no solo de alimentación, sino que de encuentro de seres y sentipensares varios. La segunda, por su parte, es piramidal, jerárquica, enrevesada. Imagínate, niña: para el ingreso mínimo garantizado, se requiere de varias discusiones en el Parlamento, sin ninguna participación de lo que entendemos como ciudadanía. La política burocrática nos despotencia, nos aleja de generar por nosotrxs mismxs, los cambios que realmente necesitamos. En definitiva, decidir qué vida queremos vivir.

En este punto es que me parece estamos. Porque este punto, es precisamente, lo que está en tensión. Distintas voces concuerdan que a partir del 2011, se inicia un nuevo ciclo político, marcado por la paulatina desligitimación de la institucionalidad y de lo que hemos aprendido es la autoridad. El cual no solo acontece en el Estado-Nación Chile, sino que a nivel global. La política burocrática necesita de la institucionalidad, ésta cumple un rol fundamental para la contención de la calle. Sin esta institucionalidad se viene al suelo como ya ha ocurrido, entonces la calle ya no puede ser contenida. Esto implica crisis, entendiéndola como un nuevo comienzo. Entonces, cuando se habla de cuestionamiento del modelo, yo no lo entiendo solamente como un cuestionamiento al Capitalismo, es rasgar para llegar a nuestro propio Patriarcado Colonial/Occidental. Es volver a darnos cuenta que la política burocrática es una mera ficción, una narrativa con una impuesta retórica de valor por parte de las élites gobernantes. Es volver a conectarnos y brindarle retórica de valor a lo comunitario, es decir a la común unidad, a ser nuestrxs propixs machi weye, nuestrxs propixs andróginx, conectarnos con la complementariedad. No digo, con esto, literalmente serlo, porque creo que somos hijxs de nuestros tiempos. Unos en donde, lo comunitario vuelve a ponerse sobre la palestra.

¿Les ha pasado, chiquilles que solían entrar en relaciones sexo-afectivas, porque se sentían solxs? ¿Qué hay ahí? Creo que es estar desconectadx de la común unidad, de una propia complementariedad. Desde esa  común unidad, comprender que la política burocrática no es necesaria, por el contrario, es una trampa que nos ha tenido, pidiéndole peras al olmo de la CUT, y menos si en los tiempos actuales la preside el PC, que al formar parte de la Nueva Mayoría, le permitió a la ex Concertación, sortear más o menos favorablemente a la calle, sobre todo si ya habíamos hecho ingreso a este nuevo ciclo político que anunciaba el cambio de paradigma que ahora lo percibimos con mucha claridad, creo.

El ejercicio directo de las ollas comunes, nos permite alimentarnos, encontrarnos. Esto abre la puerta a cuestionarse que el pacto social que erige al Estado, figura máxima de la burocracia y toda forma tradicionalmente impuesta de vivir ya no va más: ¿cómo somos capaces de solucionar a la situación laboral que trae aparejadas cuestiones como la posibilidad de la vivienda, o de comer? Si continuamos con estos ejercicios comunitarios, si seguimos robusteciendo espacios como las asambleas, cuestiones tan sensibles como las mencionadas pueden tener soluciones plurales. Si se logra levantar un circuito de economía barrial, por ejemplo, en donde lo que opere sea el intercambio: ¿es necesario el dinero para comer? ¿Si nos dedicamos a construir huertas no solo en nuestras casas, si contamos con regio patio para eso, sino que por sobre todo, ahí, en la calle que es nuestra, porque es nuestro barrio, abasteciéndonos con ello, de alimentos propios, se necesita dinero para comer?

Para la vivienda, ¿por qué pagar por vivienda? Si robustecemos lo comunitario, si cambiamos la lógica que nuestras casas son espacios cerrados, no se necesitará volveré a trabajarle al empresario para tener dinero con el cual pagar arriendos, probablemente, no requiramos de dinero para aquello tampoco.

Control territorial comunitario, es lo que sueño, es lo que me da energía de solo pensar que es éste un momento propicio. Porque es ése un encuentro con estos territorios antes de la Conquista/Colonización, mediante el cuestionamiento a la supuesta necesidad de dinero, y con ello al trabajo obligatorio para subsistir…

El mundo no se acabará, la tierra no dejará de brotar. La única crisis alimentaria con la pandemia, es la crisis alimentaria que han sufrido una serie de seres marginadxs del sistema mundo patriarcal, colonial, moderno y que se profundizará, porque así lo desean las élites, desde su modelo, que ya sabemos, no es el único. Es decir, otra ficción más del Patriarcado Capitalista, Colonial y Occidental, niña. Si nos extinguimos, el planeta continuará.

Por ello, aquí agrego lo último para muy regiamente despedirme: cuando el cuestionamiento es al Patriarcado Colonial , es que tiene que ponerse en tensión nuestra existencia con visión antropocéntrica. No creo que haya que cambiar este sistema mundo de crueldad por otro de diferente crueldad. Tiene que haber, desde mi perspectiva un cuestionamiento a cómo nos relacionamos con eso que llamamos naturaleza, y en consecuencia, todo lo vivo. Porque yo creo que nosotrxs somos naturaleza y nuestras vidas no son más importantes que la vida de animales, plantas, ríos, etc.

Por ello, con la reconexión a la común unidad, me refiero a que es un reencuentro profundo que nos haga entender que no somos centro de nada, eso sería volver a ser un nuevo tipo de Sujeto Androcéntrico, sino que somos una parte más de este planeta que habitamos. Implica, lo que está de moda: deconstruirse, o aunque como me gusta más a mí decir: destruirse para devenir hacia tantas posibilidades, en donde el Patriarcado y por ende, el androcentrismo, el sexismo, la misoginia, el transodio y crueldades varias, no son opción, porque nos capturan y nos hacen burlarnos del lenguaje inclusivo sin caer en cuenta que hablamos una lengua del colonizador como seres muy obedientes.

Todo lo que imaginemos es posible, cabres. Que el escenario que nos presentan como terrible, sepamos, lo es para ellOs, que están aterrados contemplando cómo se les tambalea el modelo y su existencia toda.  Para quienes vayamos por los otros lados de sentipensares varios, se abre la puerta a nuevas formas de habitar y de habitarnos.

 

Salud, que le dicen. Salude para que moleste. Saludx para que irrite.

Texto Lilit Herrera




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Ni un brillo perkín qliao,
te hay visto la cara?
mostruo chuchetumare!!
Ungenio mal parío,
Terrible de consecuente
payaso reculiao, puro que le chupai
el pico al cojo qliao ese
mas feo que voh, y la lacra qlia que tení de amiga
ni hablar de esa faloperra qlia
y a la maraca de tu polola me la paso
por la coyoma!!
malaya chuchetumaree
la vendis de artista y casi espiritual,
y eres un monstruo por dentro...
es guea de conocerte bien no sapo y la conchetumare!!
no sabis na que te estan comiendo la color
perkin chuchetumare!!
esa jila culía debe tener una colección de venéreas,
y vo también, al final de cuentas el mostruo chuchetumare siempre fuiste vo mismo!!